jueves, 24 de noviembre de 2011



CAPÍTULO 1
28 de octubre. Año: 312 d. C.

En una extensa llanura de Roma, por el puente Milvio,  Constantino El Grande y parte de su ejército guerrean a muerte contra las tribus bárbaras de Majencio. El campo de batalla se escribe cada segundo con sangre. Las legiones romanas de Constantino bien pertrechadas y estratégicamente organizadas van ganando la contienda. Sus caballos acorazados son invencibles. Sus escudos impenetrables llevan la insignia del XP. Voces de lamentos hacen su concierto. La luna oculta al sol. Todo se oscurece y los enemigos bárbaros se confunden. Uno de ellos va como un rayo sobre un caballo con una bandera larga, atraviesa por en medio del campo y anuncia la retirada. El emperador está a punto de degollar a un soldado rendido ante sus pies, le quita el yelmo con su espada y percibe el rostro sudoroso de una joven mujer, no más de veinte años. Lleva en su cuello un crucifijo de oro que la identifica como cristiana. Ella respira profundo y por primera vez siente el filo de la muerte. Sus labios tiemblan. Constantino no da crédito a la víctima que tiene vencida y unas lágrimas brotan de sus ojos. Se postra de rodillas clavando su espada en tierra y un rayo de luz cae del cielo. El sol se nota de nuevo. Soldados romanos también se inclinan con sus rostros clavados en tierra en señal de adoración al sol. El tiempo se detiene. La cruenta batalla parece no existir ya. Poco a poco el griterío desentonado y confuso se va tornando imperceptible y convirtiéndose en una melodía extraña y angelical. Al levantar su mirada al cielo, el emperador observa nuevamente aquellos mismos rayos luminosos de colores que le vinieron en visión el día anterior. Nuevamente observa en el aire las letras XP entrecruzadas y sobre ella una señal en letras de oro con la inscripción “In hoc signo vinces”.
- Constantino... Con este signo vencerás - Escuchó una voz procedente del XP.
 
 
 
CAPÍTULO 2

Agencia Central de Inteligencia – CIA.
Hora: 10:30 p. m.

En medio de aquel espacio que parecía expandirse por una energía oscura, brillaba la imagen luminosa y tridimensional de la marca de Constantino. Era como un sol en miniatura girando sobre su propio eje y una neblina luchaba por envolverlo misteriosamente, pero la neblina no podía contra sus hermosos fulgores. Figuras violetas y azules en forma de cruces, candelabros de siete brazos, letras XP, alfa y omega, frases en griego, todo se movía armoniosamente en diversas direcciones alrededor de la marca. Debajo del símbolo constantiniano había una mesa electrónica. Una de las paredes de aquel lugar estaba llena de vidrios digitales táctiles con mapas de Norte América, fotografías, videos, y lucecitas de muchos colores que se encendían y apagaban con lentitud.
El rostro de Adam Cowan, director de la CIA, se llenó de colores al acercarse a la marca. La miraba con cierto nerviosismo mientras fumaba un cigarro. Era de piel negra, de mirada profunda y suave. Tenía los pómulos llenos de lunares, las cejas eran grises, la nariz fileña y un poco redondeada. Con dos arrugas bien demarcadas en su frente. De cabello áspero blanco con corte tipo militar. De 58 años. Conservaba una complexión atlética, sana y vigorosa. Muy fanático de sombreros al estilo de “Los Intocables”. Su preferido: uno de fieltro copa mediana color crema. De espíritu serio, hermético y poco sonriente. Su escritorio permanecía repleto de carpetas, papeles, tarjetas de máxima seguridad y un portarretrato donde aparecía él abrazado con su esposa y sus dos hijas. Por fortuna se le notaba una de las pocas sonrisas que le ha sacado la vida.
Cientos de figuras en forma de XP cruzaron por su mente. Cerró sus ojos y levantó su cabeza. Una extraña premonición lo sobrecogió. Comenzó a escuchar el repique fuerte de unas campanas que provenían del Saint Paul´s Chapel (Capilla de San Pablo). Toda la isla de Manhattan comenzó a temblar. La luna se vistió de rojo y la policía comenzó a destruir las entradas de los edificios y de los hogares donde no veía la Marca XP. Arrasaba con todo y disparaba sin ninguna compasión. Familias enteras eran sacadas de sus casas arrastradas por los cabellos y luego eran asesinadas. La Quinta Avenida fue transformándose en un desierto de arena y poco a poco apareció caminando un leopardo rojo con colmillos de hierro, traía una prostituta casi desnuda con una copa de licor en su mano. Por un momento se detuvo, bajó del felino y metió su copa en un charco de sangre. Entonces comenzó a beber aquella sangre y reír a carcajadas.
- El XP - Dijo volviendo en sí.
Con rapidez sacó de su billetera un documento de identidad y lo activó colocando su dedo índice derecho sobre ella, presionó por unos segundos y el documento se transformó en una pequeña pantalla interactiva que mostraba su fotografía y datos personales. Colocó la tarjeta encima de la mesa e inmediatamente apareció como de la nada un teclado táctil, de color azul brillante, lleno de letras, números y símbolos romanos. Luego salió el siguiente mensaje de alerta:
[TECLADO ENCENDIDO]
- Dios te ayude Melisa -. Susurró.



1 comentario:

  1. La mayor conspiración político-religiosa de todos los tiempos está por suceder.
    Un ingenioso Hacker viene investigando el asunto y curiosamente logró descifrar un código griego que había estado oculto durante muchos siglos, ahora su vida corre peligro porque la información descubierta se refiere a dicha conspiración en la nación que ha mantenido en alto y por mucho tiempo la libertad religiosa: Estados Unidos de América.

    LA MARCA DE CONSTANTINO XP
    Muy pronto.

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